Año 1995. Kevin y Kaylee, dos hermanos de 4 y de 6 años respectivamente, se despiertan en medio de la noche y no tardan en descubrir que la pesadilla más recurrente entre los niños pequeños se ha hecho realidad: su padre no está. Pero no solo están completamente solos, sino que todas las ventanas y puertas de la casa han desaparecido.